Yo nací acá en el campo, porque antes habían puras parteras. Bueno ahí nacimos los ocho hermanos que tuvo mi mamá en el primer matrimonio. La mamita Coya, ella los venía a sacar, era la partera, le decían Coya, para nosotros era la mamita. Y nos mentía porque venía de lejos, entonces traía sus cositas en los brazos, entonces nosotros creíamos que era la guagua y la queríamos ver po, y ella decía: “–no, no, no, hasta que yo les avise adentro, yo les voy a avisar, váyanse a la cocina, entonces, cuando llore, ahí quiere decir que despertó.” Así que nosotros nos quedábamos ahí en la cocina a fogón esperando, y hasta cuando ella nos llamaba: “–ya ahora sí, ahora despertó su hermanito, vengan a conocerlo”, así que ahí lo íbamos a conocer y nosotros creíamos eso po, pasaba el avión y qué se yo, y nosotros decíamos: “–¡Oye! ¡¿Cuándo van a traer mi hermanito?! – le gritábamos pa’ arriba.” Antes era así la cosa, nos creíamos todo, todo. Claro, si esa era nuestra vida…
Palmenia Farías. Año aproximado del relato: 1940